El cuerpo, nuestro templo

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“Tu cuerpo es templo de la naturaleza y del espíritu divino. Consérvalo sano, respétalo, estúdialo, concédele sus derechos.” Henry F. Amiel

 

El cuerpo, nuestro templo

Para integrar lo aquí escrito, lo primero que pediría es que se haga desde un lugar neutro, limpio. Es decir, que nos olvidemos de lo que nos han enseñado, lo que vemos y oímos en los medios oficiales, que dejemos a un lado las presunciones, los prejuicios respecto a lo que creemos que es la enfermedad.

Intentar ser objetivos, ecuánimes, estar abiertos a una transformación interior.

Hay que plantearse un cambio de paradigma, porque lo que nos han programado está limitado, sesgado y sirve a los intereses de unos pocos.

Lo que nos cuentan, en este caso referente a la salud que es el tema que nos ocupa, tiene el único fin de obtener un beneficio económico, un medio de control, a costa de limitarnos, de quitarnos el poder, nuestro poder personal.

La estrategia les funciona, porque la medicina alternativa no existe. En los medios oficiales no aparecen investigaciones, estudios, técnicas naturales efectivas,…, que demuestran de forma fehaciente las virtudes de una forma de abordar la Salud olvidada, una forma de Sanación que se remonta al origen de la civilización.

Existe una gran ignorancia sobre el funcionamiento de nuestro organismo, de las herramientas de que disponemos como seres humanos para alcanzar un estado óptimo de salud, sin necesidad de recurrir a sustancias externas.

Pero personas sanas, no interesan. Estar sano, completo, equilibrado, supone no ser manejado por nadie, supone ser LIBRE. La enfermedad nos limita, absorbe toda nuestra atención.

Empecemos por analizar qué es la enfermedad, por qué aparece en nuestras vidas y para qué. Esa debería ser la gran pregunta: ¿Para qué?

La enfermedad es no asumir la responsabilidad de mi vida, no afrontar los aprendizajes que debo realizar, ignorar y/o rechazar mis miedos, así como mis capacidades y dones, en definitiva la enfermedad es vivir de manera inconsciente.

Por el contrario la salud sería vivir de forma consciente, reconociendo mis miedos y limitaciones,  mis virtudes y talentos, vivir de una forma consecuente con lo que pienso, lo que siento y lo que hago, asumiendo mi lugar en el mundo.

Las personas no venimos a estar enfermas y da la impresión de que es lo normal. Que uno, a lo largo de su vida debe estar enfermo en algunos momentos y que tiene que acabar su vida enfermo. Esa predisposición a enfermarse no es parte de nuestra naturaleza.

El ser humano viene con todas las herramientas necesarias para tener una salud completa, para vivir sano.

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Una de las técnicas más completas para conectar con todas estas herramientas innatas en el ser humano, es la SANERGÍA.

Pone al alcance de nuestra mano la información necesaria para conocer qué me quiere decir la enfermedad, nos muestra el funcionamiento de nuestro cuerpo, restablece la Conexión con nuestras habilidades olvidadas, nuestra sabiduría interior. Y pone a punto el vehículo con el cual debemos transitar por el camino de la vida.

A lo largo de este maravilloso viaje hacemos uso de un vehículo que en muchos casos no sabemos valorar en su justa medida. Incluso existen ciertos sistemas de pensamiento que lo desechan y se centran en la parte ascética, considerando el cuerpo como un estorbo.

Pero como dijo el Maestro Jesús, y muchos otros, “El cuerpo es el templo del Alma”, es el que alberga nuestro verdadero SER,  y como tal hay que tratarlo y cuidarlo.

Este cuerpo, este vehículo, hay que ponerlo a punto y para ello existen muchas técnicas y/o terapias naturales que ayudan a ello.

Desde mi punto de vista, la tecnología interior que aporta todos los ingredientes para realizar este trayecto con todas las garantías, para realizar esta puesta a punto, de una vez y para siempre es Sanergía.

Continuando con el símil del vehículo,  logramos una puesta a punto a través de un equilibrio Bioenergético, subimos la potencia (aumento de la frecuencia vibracional), se vuelve a conectar la señal GPS (conexión con el diseño original, nuestro mapa e itinerario).

Y lo que es más importante, la información. Sería muy complicado circular con nuestro coche por las carreteras sin conocer el código de circulación, el significado de las señales. Por lo que es primordial conocer el lenguaje a través del cual nos habla la Vida, para comprender las distintas señales del camino.

Así que la puesta a punto de la parte “mecánica” del vehículo se debe completar con un manual de instrucciones acorde al gran viaje que debemos llevar a cabo.

Y es en esta parte donde Sanergía es maravillosa, y me atrevería a decir única, porque hace entrega de un extenso manual de instrucciones, que incluye, información precisa de por qué hemos padecido o padecemos ciertas patologías, por qué me suceden ciertos acontecimientos, situaciones, etc…, además de conocimientos necesarios de “mecánica”, pero cuántica, porque cuántico es el universo a través del cual viajamos.

Luego es responsabilidad de cada uno cómo realiza el viaje. No hay otro destino en esta aventura que el conocimiento de quienes somos.

Y qué mejor que realizar este recorrido con nuestro vehículo en un excelente estado.

Con estas líneas solo quería lanzar un mensaje que nos lleve a reflexionar, sin adentrarnos en analizar de una forma profunda qué es la Enfermedad, solamente dejar patente que la Salud o la Enfermedad es algo que uno decide, de manera consciente o inconsciente, pero donde cada uno debe asumir su responsabilidad.

Las herramientas están a vuestro alcance, es decisión de cada uno extender la mano y cogerlas. Animo a los lectores a experimentar con una herramienta completa, definitiva, como es Sanergía, por vosotros mismos, como un ejercicio empírico, y no de fe.

Mantener nuestro “templo” en perfecto estado es el primer paso para todo lo demás.

 

Sergio García De Carlos

(Sanergista profesional)

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